La sociedad es Dios
La vida como creación de Dios es una de los más valiosos tesoros, dirían muchos. La vida, se puede decir que es más 'bella' cuando más pequeños somos. Sin preocuparnos por los prejuicios sociales, estereotipos o matoneo evidente hoy en día.
Es increíble que la sociedad sea la
que se encarga de darle valor a la vida de los individuos, con todas sus
publicidades banales que logran, que más que todo los jóvenes, caigan en un mundo
de mentiras en el cual son apartados por su condición física estereotipada por
una sociedad consumista que sólo vive de apariencias.
A
nadie, o mejor a muy pocos, les interesa el hecho de que en pleno siglo XXI en
la capital del país se vean invasiones, gente que vive en pobreza extrema, que
pasan días enteros sin comer, que viven hacinados en lo que para ellos es su ‘hogar’,
aquel está asentado sobre tierra que sirve a la vez de suelo, carecen de baños
y la cocina parece de una película de terror. Es absurda la brecha social que
hay en Colombia. Pues mientras en algunas zonas de la capital se ven pisos en
mármol, madera fina y otras calidades de suelos térmicos a no más de 30 minutos
hay gente que vive en condiciones deplorables.
No
es por cosa del destino que hayan pobres y ricos, jamás vayan a creer eso. El
problema es de la clase dirigente corrupta y sin escrúpulos que se aprovecha de
las mentes débiles manipuladas por diferentes mecanismos que están bajo su
poder.
Los
ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres y en mayor cantidad.
Si uno que vive más o menos bien en esta jungla de cemento se queja y se deja agobiar por un sin fin de cosas insignificantes a las cuales la sociedad le da todo el bombo necesario para volverlas vitales imagínense aquellos que pasan horas y miles de travesías para llegar a sus casas, días sin comer y un sin fin de calamidades que, dirían algunos sabios, les tocó vivirlas por ser pobres.
El valor de la vida no debe ser determinada por ninguna sociedad por más culta que llegue a ser, la vida es un regalo divino, dado por un Dios que, al parecer está en los cielos, y no por una sociedad que se ahoga en la carencia de cosas con sentido y que recurren a refugiarse en estupideces para satisfacer necesidades creadas por ellos mismos.
El valor de la vida no debe ser determinada por ninguna sociedad por más culta que llegue a ser, la vida es un regalo divino, dado por un Dios que, al parecer está en los cielos, y no por una sociedad que se ahoga en la carencia de cosas con sentido y que recurren a refugiarse en estupideces para satisfacer necesidades creadas por ellos mismos.